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Valeria Chauvel Nov 2019
Nunca he estado enamorada,
excepto por esas ocasiones
en las que mi corazón fue tocado
por los rayos que se alzaban
entre las montañas y difuminaban
el oro sobre el cielo que me cubría.

Y me preguntaba ahí sentada,
bajo tu excelencia... cómo algún día
podría alcanzarte y recostarme a tu lado.
Quizá en forma de estrella,
quizá en forma de luz
o capaz como el color dorado.

Son largas las horas en las que navegaba
mirando la gloria que desatabas,
cuando me sentía tan diminuta en tu regazo.

Mas una nostalgia surgía de mí,
de querer ser difuminada bajo tus brazas
Para volver nuevamente algún día a ti,
porque una vez lo fuimos así,
que aunque siéndolo de alguna forma todavía,
queda la distancia que nos separa.

Sin embargo a ti siempre estaré atada,
incluso en las noches cuando tu luz se ve reflejada
en el claro de luna. Te dejan respirar y yo te veo.

Pero en aquellas noches de ausencia,
cuando en tu lecho me alberga el miedo
de no volvernos a encontrar en el cielo,
en lo profundo de mi corazón te retengo,
y sin poder verte, sé que somos infinitos,
tras el interlunio cuando renaces de nuevo.
Hice de mi vida un tobogán
creo que fui el único que creyó en mi
pero nunca entendí mucho de nada
así que me dejé llevar por el agua
del desagüe

Mi papá solo me enseñó
cómo ser cruel,
y cómo hacer una tumba con una pala
en dónde tirarte o tirarme

Ahora que tengo en el horizonte
la parte de atrás de mi estrella
antes de que desaparezca
trato de no pensar tanto
en nada

Quiero irme a un lugar
cálido y verde
recostarme en la sombra de un árbol
y escuchar el canto
de un mundo que solo recupera su color
cuando soy olvidado

— The End —