Cada beso aviva el fuego
dentro de mí, tus caricias ocultan mi sensatez, nuestros cuerpos danzan la melodía del amor.

Logras que mis dudas se disipen y todo se reduzca a ti.

La llama de nuestra pasión no deja de incrementarse, que la lluvia intenta apagarla, pero somos más que solo fuego.

La calidez de tu abrazo es mayor al de la fogata y estando ahí siento que estoy en casa, no hay vacío ni dolor, solo tú y tu inmenso amor iluminando mi vida.

Sanaste mi alma; dejame cuidar de tí…

Déjame besar esas cicatrices que te adolecen.

El temor se desvanece, ante la telepatía de nuestros corazones enamorados.

Seamos dos estrellas en la inmensidad.
Puedo ser la luz que te acompañe en la oscuridad.

Solo mírame y besame, el mañana puede esperar…

Solo seremos tú, yo y el aroma del café en la mañana.

Si aceptas desnudar tu alma conmigo, conoceras el verdadero: Sortilegio.

Me haces sentir en el cielo.
Tu sonrisa bajo las luces neón perturba mis sentidos.  

Tus manos me hacen arder y tu piel me da escalofríos...

La proximidad de tu cuerpo promete llevarme a mi último aliento.

Quiero besarte, pero no te será suficiente y deseo llevarte al límite.

Con eso en mente, acerco una mano a tu cabello y tiro de él.  
En respuesta, tus labios se acercan a los míos sin llegar al beso.  

Tus caricias se tornan ilegales.
En ese momento decido rendirme,  
sabiendo que luego tendré el control.