La vida es una sola, pero cabe el universo en su instante. Un suspiro la inicia, un silencio la termina. Todo lo que somos… flota entre esas dos orillas.
Nacemos sin saber hablar, y morimos sin poder explicar el sentido exacto del amor, la razón de una lágrima, la música de una herida.
La vida es una, y aún así la vivimos en pedazos: la infancia nos sueña, la juventud nos quema, la adultez nos pierde, la vejez nos revela.
¿Cuánto vale un “te quiero” a tiempo? ¿Quién mide el peso del perdón? ¿Quién recuerda los abrazos que no dio cuando el alma se le quebró por orgullo o por miedo?
La vida no se repite. Cada día es una página que no regresa nunca más. ¿Y si hoy fuera tu último verso? ¿Y si mañana no despertaras y lo único que quedara de ti fuera lo que diste?
La vida es una, pero el amor la multiplica, la amistad la ilumina, y el alma, si vive despierta, la hace eterna sin medida.