Aprender a hacer bien no es tarea del día,
ni se da por mandato, ni brota por guía;
es un arte secreto que nace en el pecho,
cuando el alma madura sin perder el derecho.

No se trata de hacerlo perfecto y a tiempo,
sino de comprender el valor del intento.
El bien no es un gesto que el mundo aplaude,
es aquello que haces cuando nadie te ve.

Es mirar el dolor sin girar la mirada,
es tender una mano sin esperar nada.
Es callar la respuesta que hiere al hermano
y ofrecerle ternura con el mismo desgano
con que a veces la vida nos trata a nosotros,
y aún así ser humanos, y aún así ser otros.

Hacer bien no es costumbre, ni ley, ni deber:
es elegir lo justo aunque cueste perder.
Es dejar que la vida nos duela y nos forme,
es sembrar en el barro un jardín sin tu nombre.

Porque el bien verdadero no busca victoria,
solo deja una huella de amor en la historia.
Y aunque nadie lo nombre, ni el mundo lo vea,
es la luz que en el alma jamás parpadea.

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~Daniii