Voy a prender un incienso, y me sentaré a ver cómo arde.
Pienso, a veces, en el antaño.
Espero también se vaya, junto a la nube de olor a acre que el humo va creando, ese pasado hecho costumbre.
Voy a prender un incienso, para desterrar todo el mal que a mi alrededor se abruma.
Lo pondré junto a mi cuarto. Que el olor lo cubra todo, y se lleve con él, aquellos pecados que por mi mente pasan sin permiso, y llevan un mismo nombre.
Voy a prender un incienso, y guardaré las cenizas para mí. Será mi amuleto contra la nostalgia. Contra el maltiempo con que la vida, austera y mordaz, arrecia.