Echo de menos
Tener toda la música del mundo
En el bolsillo.
Echo de menos
Ese espectáculo de colores,
Obsceno y nutritivo,
En el supermercado.
Echo también de menos
No tener tantas preocupaciones;
La comodidad de mi seguridad,
Y la abundancia que nos bañaba
Como el sol en el verano,
Aunque éste aún no mataba tanto.
Y no era fácil, aún así,
Despertar y aceptar
Todo ese mundo, incluso el curro,
Pero aún así, lo echo de menos.
Sin embargo, en esta temporada,
Lo que echo más de menos
Era el tiempo cuando no echaba de menos
Absolutamente nada.

Era una vez la península ibérica:
El sol no mataba,
Y el agua no faltaba;
Las emociones eran variadas
Y no solo un mismo tono.

Era una vez la península ibérica:
Región de conquistas y guerras,
Donde salieron a descubrir por los mares
Y acabaron infectando nuevos hogares,
Con religión y explotación,
Nuestros antepasados en expansión.

Puede que sea la venganza
Que ahora tengamos nosotros
Por estar en este rincón
Sufriendo más que los otros.
¿Debería huir o quedarme?
No es que sea una gran alarma,
Pero la compasión me va fallando
Mientras todos las demás almas
Vienen de algo aún peor.

Los rascacielos me ensombrecen
Como si me quisieran aplastar,
Pero en realidad están huyendo
Del daño que les voy a causar.

Allá y arriba, escondidos y ricos,
Miran abajo a estos pobres chicos.
Yo ni les oigo ni suplico;
Sobrevivo al bailar
Por fuera de las reglas con
Que intentan explotar.

¿Como puedo ser pacífico
Cuándo nos quitan la dignidad?
¿Como puedo ser paciente
Cuándo cara es la enfermedad?

No hay forma de escapar
Este sistema que nos atrapa;
Por eso voy a quemar
Al que me intente enganchar,
Y mantener la llama encendida
Para los que vengan detrás,
Y puedan un día entonces caminar
Libres sobre los escombros quizás.

Un mensaje, un sentimiento
Transmitidos, del otro ****;
Y la mitad romántica viaja
Por lo imaginario, por lo condicional:
Se ven caminos por la playa,
Meriendas en el prado,
Manos dadas lado a lado,
Y besos y caricias inmortales.

Mientras tanto, la otra mitad,
Más cínica y racional,
Recuerda la farsa biológica:
Los trucos químicos
Para propagar la especie
Que nos dejan enamorados,
Aunque sólo lo suficiente para
Un cierto acto físico pesado.
Y recuerda aún cómo la estadística
Y la probabilidad demuestran sin
Dudas o maldad, que es más probable
Que termine todo en mal estar,
Que en felicidad eterna.

El circuito se queda atascado,
Sin saber bien a qué lado escuchar,
Y el momento oportuno para hacer
Crecer la nueva realidad,
Va entonces lentamente pasando al lado.

Veinte países después,
Y aún con estrés.
Pero principalmente decepcionado,
Con este hueco de mi lado,
Por no rellenar con ilusión
Lo que pronto estará acabado.

Viendo lo que se va a perder,
Pero al final no perdiendo mucho;
Porque lo que se acaba no se compara
Por lo que lucho.

Bebo en Bordeaux ahora,
Ayer estuve en Andorra,
Mañana aún en Normandía,
Y todo me parece un gran día.
Bonito, sí, pero solitario,
Mientras yo me despedía
De esta Europa ya del pasado.

De qué me sirve saber
Qué va a pasar,
Si no puedo hacer nada
Para evitar esa mañana
Que está cercana?
Para qué me infectas
Con ese pesar, cuando
Sabes que ni tu ni yo
Vamos a lograr olvidar
Y resolver ese dato?

Dices que mejor procesarlo
Ahora, que esperar para después?
Cuando todos los otros también
Llegan con estrés? Y así
Pudiéramos ser unas rocas
En la tempestad, para ayudar
A los supervivientes de ese
Naufragio que es la sociedad?

Y quién me ayuda ahora, cuando
Nadie se lo cree; cuando se alejan
Para no pensar siquiera
Que todo puede cambiar,
Y que no pueden negociar
Con ese mandato?

Entiendo, tengo que cultivar
Una gratitud, una actitud
De ver lo que aún puedo disfrutar
Que no restará mañana.
Ver con nuevos ojos
Lo que por ahora es rutina
Pero que sé que termina
Y por eso será ruina
En la memoria de unos pocos.

Entiendo, pero no me gusta.
Preferiría la ignorancia
Y el éxtasis del descubrimiento,
Aunque eso pudiera
Cogerme de sorpresa
Y no dejar ilesa
Mi vida.

Una tostadora habla conmigo
Mientras miro al infinito
Flotando en el espacio
De este mundo virtual
Con desconocidos.

Esta no es mi tostadora valiente
De mi pasado. Ni siquiera soy yo
El mismo ser que el de la habitación
Donde estoy sentado.

Me muevo hacia el espejo, asombrado;
Me había olvidado que tenía orejas
Y encima una cola. Y un lazo en el pelo
Mientras cojo de una ametralladora
Que no daña nadie, pero que curiosamente
Me hace sentir menos raro.

Y no sé cómo explicarlo,
Entre la infinitud de universos para explorar
Y el absurdo de poder hablar
Con personajes tan diferentes,
Que esto sea lo menos excepcional
De estos últimos dos años.